Estrenamos el documental “Camino a Higüey”, la peregrinación en devoción de la Virgen de Altagracia, un evento centenario que se da en República Dominicana, no es que exista una película sobre el mismo. Hoy tenemos el placer de hablar con Elsa Turull del Alma, productora del documental.
Elsa, gracias por participar en el estreno de Camino a Higüey en Famiplay. Antes de nada, para las personas que quizá no conozcan esta peregrinación, cuéntanos sobre ella, ¿en qué consiste, de dónde proviene?
Cada 10 de Agosto en un pueblo llamado Bayaguana al este de la ciudad de Santo Domingo, se reúnen los peregrinos, los ganaderos con los toros que donan, para recorrer entre poblados 120 KM por 5 días hasta Higüey, la casa de nuestra Madre Espiritual La Virgen de Altagracia. Por dos razones: una espiritual, donde cada quien carga una promesa en busca de un milagro, y la otra es por la tradición religiosa que los ata a sus ancestros desde 1691 en la muy respetada Hermandad de los Toros de la Virgen de Altagracia.
¿Por qué un documental sobre esta peregrinación?
Nosotros llegamos a conocer esta tradición a través de la misma Tatica (nombre de cariño que le decimos los dominicanos), NO llegamos a ella, ella nos la puso en el camino para darla a conocer, pues la tradición más celebrada y conocida es la del 21 de enero, pero esta se queda muy a lo interno de la zona, aunque es más antigua y carga una base espiritual, humana y religiosa fuerte.
Puedo durar horas explicando todo paso a paso de cómo llegamos a la idea, pero la conclusión es que fue ella la misma Virgen de Altagracia que la puso en nuestro camino.
Seguir un evento así debió ser complicado, ¿cómo fueron los preparativos?
Duramos un tiempo en desarrollo conociendo a los Hateros de la Zona Este de la isla, entrevistas con el Obispo de Higüey Mon. Gregorio Nicanor Peña, escritores e historiadores del tema, personas que habían experimentado milagros tras la peregrinación, religiosos, en fin todo el que nos pudiera enseñar, compartir experiencias, conocimientos e historias.
Y ahí llegó el gran trabajo empezar a construir una historia para dar a conocerla.Se filmó en un periodo de seis meses en diferentes tiempos, ciudades, pues llegamos hasta Extremadura, España, con uno de nuestros personajes.
¿Tuvisteis muchos imprevistos?
Claro, siempre hay imprevistos, pero nada que un buen equipo no pueda superar.
Cuéntanos alguno, ¿cuál fue el más complicado de resolver?
Quizás fue una petición que hizo el director de filmar el Santuario sin nadie, quería poner luces donde está el altar, los vitrales, usar un drone, tener la participación del mismo Obispo, osea todo complejo… porque ¿Y como se cierra un Santuario? eso es imposible!, pero todo lo que se pone en oración encuentra su camino.
¿Y cuál el más divertido?
Muchas, muchas… una de ellas es que el director todo emocionado siguiendo una historia se cayó de la cama de la camioneta! un gran susto que hoy recordamos con risa.
De esta experiencia, ¿qué destacarías? ¿qué es lo que más marcado se te quedó en la mente?
La mayoría de las personas que trabajan en cine no son creyentes, por lo que era muy difícil poder armar un crew católico, y tratar un tema como es una devoción Mariana, lo que pensé que sería lo más difícil resultó lo menos complejo.
Teníamos agnósticos, evangélicos, protestantes, y nunca hubo un tema de discordia, todos trabajaron con respeto a nuestra fe católica, vivieron la fe y el amor de Dios a través de quienes lo sentimos. ¡Fue lo mas hermoso! pues donde hay AMOR esta DIOS.
Y una pregunta obligada: ¿recomiendas vivir en primera persona esta peregrinación?
Al año siguiente de la filmación la hice con parte del equipo que trabajó conmigo en la producción desde la oficina, y claro que la recomiendo. Caminar con personas que no conoces que comparten contigo sus historia de vida, es una parte del crecimiento personal que debemos de tener, el hecho de ver personas de rodillas, otros la hacen descalzos, o recién operados, vives personalmente como la fe te da la fuerza de continuar el camino de la vida, el camino a Dios, que es el Camino a Higüey.
LA LEYENDA… cuenta que durante 1691 se desató una peste que atacó masivamente al ganado, sustento principal de los ganaderos de la zona este del país, y varios de ellos se unieron en oración a María Santísima para que interceda ante su hijo, en respuesta de un milagro masivo. La promesa de cada uno fue llevar un becerro a su templo, el Santuario de San Dionisio en Higuey. Y al milagro concedido salieron el 10 de agosto desde Bayaguana un grupo de ganaderos, que se organizaron en lo que se conoce hoy como la Hermandad de los Toros de la Virgen, tradición que lleva 104 años celebrándose de manera ininterrumpida desde el año 1916, esta tradición fue interrumpida tras la ocupación haitiana 1822-1844 por 22 años.